Cuatro de cada cinco buques portacontenedores que solían transitar por el Mar Rojo y el Canal de Suez están siendo redirigidos alrededor del Cabo de Buena Esperanza, generando consecuencias significativas para todas las partes involucradas en las cadenas de suministro globales, según advierte Peter Sand, analista jefe de Xeneta. Sand alerta a expedidores, propietarios de carga y agentes de carga de que los efectos de este cambio pueden prolongarse durante meses, en lugar de días o semanas.
El impacto de esta crisis se refleja de manera más evidente en las tarifas spot en la ruta de Asia a Europa. El Índice de Transporte de Carga Contenerizada de Shanghái (SCFI) desde China hacia el norte de Europa experimentó un aumento de US$177/TEU a US$2.871/TEU hasta el 5 de enero. Aunque Lars Jensen señala una desaceleración en el ritmo de los incrementos, destaca que durante el pico de la pandemia, la tarifa Asia-Norte de Europa llegó a alcanzar los US$7.800/TEU.
Es importante considerar dos aspectos adicionales: las tarifas en octubre y noviembre de 2023 fueron excepcionalmente bajas, llegando a niveles insostenibles, y que el SCFI mide la tarifa por TEU, mientras que otros índices se registran generalmente por FEU (contenedor de 40 pies).
En este contexto, el Freightos Baltic Index (FBX) registró un aumento del 151% a US$4.042/FEU en la última medición de tarifas spot para la ruta Asia-Norte de Europa. Además, el World Container Index (WCI) de Drewry mostró un aumento semanal del 115% (US$1.910) a US$3.500/FEU para la ruta Shanghái-Róterdam, y un aumento del 114% (US$2.222) a US$4.178/FEU para la ruta Shanghái-Genova la semana pasada.
Para obtener una visión tarifaria más integral, el WCI global aumentó un 61% semanal a US$2.670/FEU, situándose un 88% por encima del promedio de US$1.420/FEU de 2019, el último año sin interrupciones previas a la pandemia. En resumen, las tarifas están experimentando un impulso significativo.
Cabe destacar que este impacto no se limita solo a las rutas que atraviesan el Canal de Suez, sino que también se extiende a nivel global. Peter Sand plantea que “no hay refugio seguro cuando una arteria marítima clave del comercio mundial se ve perturbada de esta manera”.
De igual manera, la costa este de Estados Unidos y la costa este de América del Sur se ven impactadas,“aunque en este último destino no directamente, sino que debido al hecho de que las líneas navieras ahora necesitan redistribuir capacidad para mantener sus niveles de servicio”.
Por supuesto, el analista no pasa por alto el impacto del encarecimiento del transporte marítimo a nivel mundial en la inflación y en el presupuesto de los consumidores.
Fuente: Mundo Marítimo